Así comenzó todo

Tiernos Extraños - Episodio 1: Lukas y Marcel


Tentado por dejarme llevar por simplificaciones boludas, podría afirmar que no hay mal que por bien no venga, juas. Y esos ojos supongo que no necesitan presentación...
 
La reciente destrucción de los archivos almacenados en nuestras computadoras nos obligó a desempolvar las muchas cajas con discos y dvds que Fede guarda en su taller. ¡Y cuál no fue mi sorpresa cuando me encontré con esta antiquísima reliquia que logró cambiar el rumbo de mi historia y la de muchos otros.

 

¡Cuántas jornadas de intensa calentura, soñando con el contacto de ese esplendoroso par de piernas!

Y con el resto de ese cuerpo también, por supuesto, juas.


 

¡Sí, señores!

Esos ojos, esas piernas y ese bulto son nada más y nada menos que de Lukas Ridgeston, el gran ícono del porno gay internacional de principios de siglo.

Y hoy les traemos menuda golosina con el video que lo catapultó a la fama, de la mano de su mentor, GD (no lo mencionamos explícitamente porque, a pesar de nuestra resurrección, per sécula seculorum, aquí estará siempre prohibido el nombre de Georges Duroy, jajajaja).

Siempre supusimos que, como eslovaco que es, su verdadero nombre sería impronunciable para cualquier sujeto de habla hispana, juas. Y tal vez no nos equivocábamos porque, en realidad, se llama Juraj Vrzgula. Nació el 5 de abril de 1974 (por lo tanto tiene, al día de hoy, 48 años cumplidos) en la ciudad de Bratislava, donde deberían hacerle un monumento, en tanto que (desde su primera aparición en las pantallas) el flujo de turismo gay hacia Eslovaquia se debe haber quintuplicado, juas.

Tal como sospechábamos, dado que su nombre real podía resultar difícil de pronunciar para sus admiradores occidentales, lo cambió por el de Lukas Ridgeston. Pero la "sugerencia" no vino de parte de GD (como suele decirse) sino de los directivos de la Freshmen Magazine, una revista estadounidense especializada en desnudos masculinos orientada a la comunidad gay, que se publicó entre los años 1982 y 2009. De hecho, Lukas fue el ganador del primer certamen "Freshemen of the Year", en 1994, donde los lectores votaban por los actores porno novatos del año. En ese año (en el que contaba apenas 20 abriles), Lukas había participado de algunas producciones que no tuvieron suceso (recuerdo haber visto una de ellas y la verdad es que el único que valía la pena era él, juas). Los créditos lo mencionaban como Jan o como Jan VanHuig, pero en el certamen de Freshmen ya fue presentado con el seudónimo que lo llevaría a la fama. Esas primeras participaciones eran de clase B, pero le valieron una notoriedad que reforzó el éxito de su aparición en esta primera película del todavía innoto Bello Amigo. 

Era el año 1994 y, de allí en más, todo sería estrellato y facturación, tanto para Lukas como para GD. Yo soy de los que opinan que fue una dupla signada por el destino y que se deben la fama mutuamente. Ninguno habría alcanzado tremenda notoriedad sin la participación del otro.

Yo lo descubrí varios años después, más o menos por el 2000, cuando recién me animaba a surfear por las páginas pornográficas de temática gay. Si bien ya había visto y disfrutado de varias películas yankis, el cine porno europeo me dio vuelta la cabeza.

Mi primer amor fueron los filmes de Falcon Studios y, gracias a ellos, conocí a GD como director, ya que (en ese mismo año de 1994) había filmado The PlowBoys ("Los Labradores") para esa productora, supongo que con la intención de hacerse conocido a nivel internacional. ¡Y vaya si lo logró! La película era un porno diferente, marcado por las sutilezas y el buen gusto, sin apartarse del tema central de la pornografía. Con entusiasmo, me pasé toda una tarde pajeándome con la escena protagonizada por Martin Valko y Jiri Lubov y llegué a creer que no podía haber nada más erótico. Pero el nombre de GD me llevó directamente a Tender Strangers ("Tiernos Extraños") y supe cuán equivocado estaba.

Pongámonos en contexto: yo tenía catorce años y era virgen en el año 2000.

Esta escena que presentamos hoy me deslumbró desde la primera imagen. No necesité ver a Lukas en bolas para tener una erección. Sus solas piernas fueron suficientes para que el ritmo cardíaco se me atolondrara. La cámara fue subiendo. Primero el bulto insinuado debajo de la bermuda, luego ese vientre maravilloso y esos pectorales me convencieron de que no podía haber otro hombre más sexy. Pero cuando apareció su rostro en la pantalla, mis arterias estuvieron al borde de la apoplejía. 

 

 

 


 

 

 

 

 

 


 

 


 

 

 

El Ojo de Horus, símbolo del orden imperturbable y de la perfección, fue un antecedente de lo que luego sería el Ojete de Lukas.

 

 

 

Lo único que podía apartar mi atención de los ojos de Lukas era la belleza y perfección de su verga, juas. Para mí fue una novedad ver una no circuncidada. Aparte de la mía, nunca había visto una pija más que en la pornografía. Y prácticamente toda la pornografía que yo consumía era de origen yanki, por lo cual la norma era el pene recortado. Yo pensaba que todo el mundo estaba circuncidado y que yo era el único paria que no. 

No puedo poner en palabras la felicidad que me inundó cuando vi en la pantalla de mi computadora una pija como la mía. Obvio que me refiero solo a la presencia de prepucio, ya que comparar mi verga con la de Lukas Ridgeston sería una felonía. 

 


 

 

 

 


 

 

 

 


 

 

Con los años me habituaría a las eyaculaciones volcánicas de Lukas, pero aquella primera vez que lo vi ese facial que él mismo se propina me generó una compulsión que no podía ni quería controlar. Fueron épocas de quince o veinte pajas diarias. ¡Y no exagero!


 

 

 

 

 

 

 

 

Mis sueños húmedos incluían una guiñada de ojos de Lukas.

El protagonista secundario de esta primera escena se presenta como Marcel, pero luego participaría de otras producciones de GD con el nombre de Ken Christy. Otro bombón, sin ninguna duda, pero que tuvo la mala estrella de ponerse junto a Lukas y ver que su belleza no podía competir con la del soñado eslovaco.

Sin embargo, la complicidad que muestran en la escena justifica plenamente su aparición. Incluso cuando, a lo largo de todo el video, sugieren un final que nunca llega. ¡Porque en esta película nadie coge! Aun así, es una de las mejores películas pornográficas jamas filmadas y tiene muy bien ganado el título de "ICÓNICA".

 

 

 

 

 

 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 


 

 



 

 

 

 

 


 

 

 


 

Ojalá ustedes puedan disfrutarla del mismo modo en que yo la disfruté hace 22 años, por primera vez, y que hoy en día sigue despertando mi libido sin siquiera esfuerzo, juas.


 

 

 

 

 

 


 

 

 

 



 

 

 

 

 

  

 

 

 


 

 

 

 

 

 








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