El poder de la lengua o ¡Esto también es trabajo!

Hoy es el cumpleaños de nuestro querido Ralphy y lo vamos a celebrar con uno de sus clásicos y, quizá, una de las mejores escenas de la productora de GD. La calidad de la imagen no es buena, pero es un documento histórico que no se pueden perder. Pasen y vean.


El bello Ralph Woods nació en la ciudad de Quebec, Canadá, el 2 de mayo de 1986. ¡Apenas mes y medio después de mí! O sea que mamamos la teta de nuestras madres casi al mismo tiempo, juas. Lo de mamar pijas, ya estaría en discusión quién empezó primero.

Sería interesante saber cómo se verá hoy, a los 36 años. Estoy seguro de que él no se debe haber dejado arruinar por los excesos y ha de conservar ese cuerpito estilizado que nos dio tantas alegrías desde la pantalla.

 

Hoy lo vamos a disfrutar en compañía de otro de los actores icónicos del Bello Amigo, Trevor Yates, que es portador de una de las pijas más portentosas de que se tenga noticia.

 

 

 

 


 

 

 


 

 

 

 


 

 

 

Ralph fue siempre reconocido por su gran capacidad bucal, juas. Es que el chico tiene una boca por demás generosa y ha hecho muy buen uso de ella, no solo chupando vergas como un maestro sino también recurriendo a las más gruesas herramientas para lucirse. Esto queda muy claro en este video, en el que la vergota de Trevor se aloja con naturalidad entre las fauces del canadiense.

Recuerdo que, cuando vi por primera vez esta escena (su estreno fue en 2009), la tomé como un instructivo. Hay que tener mucha técnica para comerse una pija semejante, manteniendo el buen semblante. Aquí, Ralphy hace gala de su talento.


 

 

 


 

Pero cabe destacar que Trevor no le va en saga respecto de sus buenas técnicas. Siempre se lo destaca por el tamaño de su prótesis peneana (que es imposible de no destacar), pero jamás se repara en su modo de lengüetear, tanto sea la pija de su amante como su culo. 

¡Esa lengua tiene vida propia!

Fíjense que serpentea alrededor de la pija de Ralph (que tampoco es pequeña) y, sobre todo, cuando se ocupa del hoyito del culo, trabaja como un verdadero taladro. Casi una pija más, juas.

 

 


 

 


 

 

 


 

 

 


Esa lengua me haría vaciarme una y otra vez antes incluso de que su pija llegara a tocarme. Pasaría por alto esa inexpresividad propia de Trevor, que es lo único que tengo para reprocharle... Aunque tampoco me gustan sus besos (estira los labios y cierra la boca como si le diera asquito, aunque bien sabemos que no es así). Pero con los pijazos y los lengüetazos que sabe propinar me sentiría más que satisfecho , juas. Tampoco es que yo sea tan exquisito.  

 

 

 

 



 

 

 

 


 

 

 

 

 

 

 


 



 

 

 

 

 

 

 

 

 





Sin ánimo de vanagloria, nosotros también tenemos nuestro talento a la hora de usar la lengua, juas. Y es que, como decíamos ayer, cuando uno lo hace con profesionalismo, el placer también se convierte en un trabajo. Un trabajo que se disfruta y por el que se cobra, como con cualquier buen servicio, juas.


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