La cura de la fimosis


William Higgins es un nombre que habrá de sonarles a todos aquellos que consumen habitualmente pornografía gay, pero estamos seguros de que muy pocos conocen su historia.

Se trata de un director estadounidense (nacido el 19 de diciembre de 1942 y fallecido el 21 de diciembre de 2019 por un paro cardíaco) que fundó una de las productoras icónicas de la industria del porno.

Comenzó su carrera en Fort Lauderdale (Florida, USA), allá por el año 1974, cuando la pornografía en general y la de temática homosexual en particular estaban prohibidas en muchos de los estados de su país. Dijo en una entrevista que, por entonces, las películas porno eran tan malas que decidió hacerlas él mismo. Y por cierto que hizo la diferencia. Fundó Catalina Video, una de las productoras pioneras del porno gay estadounidense (junto a Falcon Studios) y su primer film se tituló "Un hombre casado". Ya podrán imaginar la trama, juas.

En 1978, su local de Florida fue allanado por orden judicial y él mismo fue arrestado por acciones reñidas con la moral pública. No obstante, aunque los cargos fueron levantados poco tiempo después, este hecho marcó el inicio de un efecto mariposa que terminaría revolucionando la industria del porno internacional.

Harto de la pacatería y la doble moral estadounidense, Higgins decidió realizar una "gira mundial" en busca de un mejor lugar donde asentar sus negocios. Así fue como viajó a Australia, pero las condiciones legales de ese país no diferían demasiado de las de los Estados Unidos. Visitó luego el sudeste asiático (en especial Tailandia), donde el entorno normativo era más amigable con su trabajo, pero no se creyó capaz de adaptarse a una cultura tan diferente a la suya. Fue así como llegó a los Países Bajos, a Amsterdam, donde terminó por asentarse y todo parecía ideal para sus objetivos: legislación más permisiva y una libertad sexual que era impensable en cualquier otro país del mundo. De ese modo, la industria del porno gay se fue descentralizando y USA fue cediendo espacio a las nuevas productoras del viejo mundo.

Sin embargo, Amsterdam era uno de los lugares más caros de toda Europa y eso complicaba la producción de sus películas. Entonces, en 1996, decidió el traslado a Praga, la ciudad capital de la República Checa que, tras la caída del muro soviético, gozaba de un renacimiento cultural inédito en la región y ya contaba con algunas de las productoras que serían sus grandes rivales a nivel internacional. La principal, una que nos quiere mucho y está presidida por un tal GD, juas.

A pesar de su innegable importancia en la historia del porno gay, las películas de William Higgins nunca han sido de mis preferidas. Reconozco, sin embargo, haber visto algunas viejunas (hoy consideradas vintage) que fueron realmente impresionantes. Podría mencionar en este momento una que se llamaba Class Reunion y que presentaba una escena de más de 20 ó 30 hombres, junto a una gran piscina, mamándosela en cadena y luego garchándose en trencito, juas. Tengo la impresión de que, en algún momento, tuvimos una copia de esa escena. Si la encontramos, prometo compartirla.

Más allá de eso, siento que las películas de WH terminaron por quedarse en el tiempo. No ha evolucionado, como sí lo hizo su gran competidor. Hoy en día, suelen resultarme aburridas, oscuras y sin relieve. En su página web, se jactan de contar con 3.043 modelos en su catálogo, pero la gran mayoría de ellos han realizado solo un casting, sin escenas de sexo, y no todos son de mi agrado (cuestión puramente personal).

Pero por supuesto que hay muchos que sí me gustan, jeje.

Entre ellos, el chico que les traemos hoy, presentado con el nombre de Petr Rolland.

Según la data aportada por la propia empresa, Petr es paki (heterosexual) y nosotros le creemos a pie juntillas. El chico tiene toda la pinta de hetero. Es uno de los tantos que solo han hecho un casting, pero creemos que es digno de hacerle un control de calidad y ver la posibilidad de pasarlo a nuestro bando, juas.

Échenle un vistazo.

  



 


  

  




  



 


  



 

 

  

 



 


 

 


  


 

 

 

 

 



 


 



 

 



 


¡La foto perfecta!

 







 

 

 


 


Diría Peace que el chico está "como un queso". Y la verdad es que coincidimos ciento por ciento.

Siempre confiando en la información aportada por la propia página de William Higgins, esta belleza tiene (o tenía) 20 años al momento de las tomas y nació en la ciudad de Most, al noroeste de la República Checa. Es bartender, tiene 1,83 m de altura, pesa 63 kg y calza 43 (todo un dato para aquellos que gustan vincular el tamaño del pie con el del apéndice peneano, juas). Gusta mucho de los deportes y su preferido es el fútbol. En cuestiones musicales, muere por las canciones de Elvis y sueña con poder visitar Italia, aunque el único país que ha conocido (además del propio) ha sido la vecina Croacia.

Hasta acá, todo más que bien. El veinteañero goza de todas nuestras preferencias.

Pero hay un problema... Y no es que su verga tenga solo 16 centímetros.

 

 

Petr Rolland tiene FIMOSIS.

La fimosis es una afección en la que el prepucio es demasiado estrecho y no se puede retraer sobre el glande. Tal como puede apreciarse en las fotografías precedentes, el rubio quiso sacar la cabeza pero su estrechez se lo impidió. Esa estrechez del prepucio es normal en los niños sin circuncisión y suele desaparecer con la edad y la retracción suave y regular. Pero hay muchos hombres (me atrevería a asegurar que en su gran mayoría, heterosexuales) que no han practicado mucho eso de la "retracción suave y regular". Para que quede claro: hay tipos que no se han pajeado lo suficiente. Y lo que es peor: ¡hay tipos a los que no se la han chupado lo suficiente!

Porque, ¡vamos!, la fimosis es un asunto que suele solucionarse con unas buenas sesiones de sexo oral bien aplicado. Salvo en los casos más críticos en los que sí es necesaria una intervención quirúrgica, basta con que alguien predispuesto le brinde sus atenciones al pene y ¡santo remedio!

En la primera etapa de mi adolescencia fui un experto en solucionar este tipo de problemas. Podría hacer una larga lista con mis compañeros de colegio a los que ayudé para que su "cabeza de abajo" viera libremente la luz, juas. Y entre ellos, solo tuve una frustración: la de Pedro L., quien de verdad necesitó pasar por el quirófano y al que no se la chupé hasta varias semanas después de la operación, cuando la zona ya había cicatrizado. 

Y es que lo grave de la fimosis no es solo que el glande viva aprisionado dentro de su capullo. A los chicos que tienen la afección les duele a la hora de pajearse (incluso puede ser doloroso el acto de mear) y, ¡sobre todo!, presenta una cuestión higiénica muy difícil de superar. En el interior de ese prepucio tan poco elástico se van acumulando sustancias de los más variadas y terminan fermentando en una pasta hedionda que termina por desalentar al más calenturiento de los mamadores. Con Pedrito me sucedía eso. Yo estuve dispuesto a mamársela desde el primer momento, pero a la hora de comenzar la tarea, el olor era tan penetrante y fétido que se me iban las ganas de acercar mi boca a su entrepierna. Algún día tendré que relatar esa historia.



 


En definitiva, si el bello Petr llega a leer estas líneas, queremos que sepa que, en este rincón olvidado de la América del Sur, hay un grupo de jóvenes que están más que dispuestos a prestar sus servicios para que ese glande alcance la libertad.

Y aprovechamos la oportunidad para recordar cuanto extrañamos a nuestro querido amigo Juanjo Madrid, que en este tema seguramente hubiera tenido mucha data para aportar. Ojalá pronto nos vuelva a encontrar.


Comentarios

  1. ¡WH tuvo un golpe de genialidad buscando a sus hombres en Europa Central!

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  2. Y es que sin duda está como un queso, o puede que dos...
    Yo ayudé a superar ese problema a algunos de mis amigos sin necesidad de mamársela... Algún día os contaré como... ;)

    Besos y abrazos

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