Un nuevo comienzo (1ra Parte)
Los teníamos medio olvidados, pero hoy retomamos la serie de estos chicos franceses tan bonitos, tan calientes... y tan conflictuados, juas.
Como ya se habrán dado cuenta, este es el episodio en el que Sacha y Sam hacen las paces. Una manera de enarbolar el falso presagio de que el amor siempre triunfa.
Sí. En BANANAS somos escépticos y pasamos de ese romanticismo barato que pretende pintarnos la vida color de rosa. Hemos conocido demasiadas parejas de enamorados (de los posta, posta) que no han sabido hallar el modo de solucionar sus conflictos y terminaron distanciados. Algunos, incluso, fingiendo un odio impuesto nada más que por los convencionalismos.
De todas maneras, aclarando que somos capaces de disociar al actor del personaje, Sam nos sigue pareciendo un psicópata peligroso que, en la vida real, no dejaría de hacer miserable la vida del iluso Sacha, tan deslumbrado por las lucecitas de colores. Por si no hemos sido claros: Sam Bayard nos parece hermoso, buen cogedor y nos calienta mucho; pero su personaje nos produce un rechazo que en la realidad nos la bajaría de manera irremediable, jajajaja.
Por supuesto que no nos sucede lo mismo con Sacha, aunque es tan crédulo que no descartamos la posibilidad de que, en el futuro, su inocencia llegue a los extremos de la estupidez y también nos mate la libido, jajajajaja.
Pero quedémonos con la idea de que ambos nos calientan y cogen con mucho talento. Aunque debemos confesar que quizá su mayor atractivo se concentre en sus labios, tan carnosos y lúbricos que (combinados con el idioma francés) dan ganas de comérselos cada vez que pronuncian una "u" 🤣🤣🤣🤣🤣🤣🤣
VER EN
Los guionistas deciden el papel de cada uno de estos actores que tan bien nos calientan y nos ayudan a relajarnos... Pero estoy de acuerdo con vosotros el las apreciaciones que hacéis sobre esa pareja de ficción y en que la realidad suele ser mucho más cruda... El enamoramiento no es más que un estado mental que no siempre nos lleva por el buen camino...
ResponderBorrarUn profesor de matemáticas que tuve en la secundaria (y que es asiduo de BANANAS, dicho sea de paso) solía decir que incluso las personas más inteligentes suelen cometer grandes estupideces... enamorarse es un ejemplo, jajajajajaja. Nunca le agradecí lo suficiente por esa gran enseñanza.
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