Miedo clásico


Invitamos por primera vez a dos bebotes que supieron brillar a comienzos de esta década y nos han dejado escenas memorables que ya es hora que empecemos a compartir. Pasen y disfruten.


     


     


     


     


     


     

     

     


     

     

     

     

     




     



Algunos de nosotros no hemos experimentado esa frustración de no poder coger en casa con libertad por causa de la presencia de progenitores. En mi caso personal, doña Elena regresaba de su trabajo alrededor de las 18, de modo que por las tardes (en mis quince y dieciséis) mi cuarto era un cojedero propiamente dicho. Después, poco antes de cumplir los diecisiete, me fui de casa y, fuera del alcance de mi madre, mis horarios disponibles para el sexo se extendieron hasta cuando soportara el cuerpo, jajajajaja.

Muchos imaginarán que esto es un privilegio. ¡Y ciertamente lo es! Pero no hay que perder de vista que también trajo sus desventajas... como la necesidad de autorregular los apetitos sexuales (en una edad en la que todo tiende a los excesos) con el simple propósito de satisfacer otras necesidades vitales. Por ejemplo, alimentarse. Además, nótese que, al no contar ya con la manutención materna, la propia nutrición llegó a depender de mi actividad sexual. No sé si me explico... jajajajajajaja.

En todo caso, no reniego de aquellos años y sin dudas los aproveché y disfruté como pocos.

En la historia de hoy, sin embargo, las circunstancias son mucho más tradicionales. Dos chicos que deben aprovechar la ausencia de los padres de uno de ellos para tener un encuentro... digamos... «romántico».

Uso esta calificación puramente en base a las actitud de Jimmy Andrews quien, lejos de entregarse libremente al desenfreno, planificó una cita de películas de terror y pochoclos. ¡Habráse visto semejante ñoñez!

Yo  estoy más con la postura de su novio, Riley Finch, partidario de aprovechar el tiempo y garchar por todos los rincones de la casa. Así, bonito y delicado como se lo ve, es un bebote de los que no trepidan a la hora de tragarse una buena verga... ¡Y eso es justamente lo que porta el fibroso Jimmy entre sus piernas! Está claro que el flacucho es un buen émulo de otro "gafitas" que hemos homenajeado ampliamente en este blog a lo largo de los años, jejeje.

Justifico y reivindico las acciones implementadas por Riley. Por muy clásica que sea, ninguna película será jamás de mayor interés que un buen polvo.


           

           

           


           

           

           


           

           

           


           

           

           


           

           

           


           

           

           


           

           

           


           

           

           


           

           

           


           

           







TAMBIÉN PUEDE VERSE EN

O


Comentarios


Bananas Populares


Bananas preferidas por los bananeros