La invitación

sábado, 18 de enero de 2020


¿Quién no ha soñado con invitar a Ángel Cruz a cenar en su casa? Hoy nos vamos a sumar a la larga lista de envidiosos que odian a Camille Kenzo, quien no solo soñó con hacerlo... ¡sino que además lo hizo y disfrutó los beneficios! Pasen y vean.

Francamente, no es sencillo encontrar un tipo más hermoso y sexy que Ángel Cruz. No digo que no lo haya; solo que es difícil hallarlo, juas.

Debe dedicar mucho tiempo al cuidado de su cuerpo pero realmente se agradece. Nada en él desentona: buena pija, hermoso culo, un rostro precioso, un cuello que dan ganas de morder, una espalda sobre la que uno quisiera recostarse y un vientre sobre el que quisiera lamer la leche jajajaja.

Camille no es que sea feo (de hecho tiene un culito muy pero muy estimulante). El caso es que, junto a Ángel Cruz, a uno se le atornilla la atención y puede que por momentos el francesito pase desapercibido. Aun así, en esta escena cumple un papel fundamental. Ha invitado al colombiano a cenar en su casa de París con la idea de hacerle probar su ratatouille, pero se ha rendido ante la evidencia de que la zanahoria de Ángel es mucho más apetitosa.

Punto para los productores en la elección de la locación y los encuadres: ver a Ángel culeando  a Camille y, en segundo plano, el bamboleo de su propio culo reflejado en los cristales del ventanal es un excelente incentivo al amor propio, juas.














































































































































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