Donde hubo fuego...

Tiernos Extraños - Episodio 5: Jakub y Sergej


Este episodio final de la serie de los Tiernos Extraños también podría haberse titulado "Manzanas Ardientes", juas. Pasen y vean. No se lo pierdan.

Lo dicho: esta es la última entrega de esta deliciosa saga inaugural en la que el alma pater de Bello Amigo hizo sus primeros intentos para llegar a ser la gran productora de cine porno gay internacional.

Tal como veremos en la próxima serie que compartiremos (su título va a ser una sorpresa para casi todos, juas), esta es una época en la que GD no se animaba todavía a mostrar porno hecho y derecho. Es claro que estaba buscando un estilo propio y no quería caer en el "mete y saca" que (ya por inicios de los noventas) era lo convencional. Su idea era la de hacer algo diferente. No ser como los demás. Y sin dudas lo logró. Aunque muy pronto se daría cuenta de que el "mete y saca" era necesario, si de verdad pretendía permanecer en la industria.

Así como, a nuestro juicio, el episodio anterior fue el más flojito de la peli, tenemos la certeza de que su ubicación no fue fortuita. Me atrevería a sostener que GD era consciente de ello y prefirió dejar para el final a estos dos bellezones que veremos hoy. Para terminar con toda la fanfarria.

Si bien son dos escenas diferentes, del mismo modo en que lo hicimos con las dos primeras (donde vemos y babeamos con Lukas y Marcel), quisimos unirlas en un solo video porque están íntimamente relacionadas.

De entrada vemos a un precioso rubiecito, al que se presenta como Jakub pero que en producciones posteriores aparecerá en los títulos con el nombre de Timmy Conrad. Probablemente, muchos de ustedes no lo hayan visto nunca o no recuerden haberlo visto, porque no ha tenido una carrera que pueda ser destacada. Muy a pesar de que el chico tenía todas las condiciones anatómicas para ello, juas.

Jakub remueve la leña de una fogata y rescata del fuego una fotografía que a muchos sí les habrá de resultar conocida.

            

            

            

En la foto vemos nada más y nada menos que a Martin Valko, que en esta película aparece con su nombre verdadero: Sergej (él se llama Sergej Petronov en la vida real).

Las imágenes que siguen hacen un "flash back" ("analepsis" en correcto castellano) que nos muestra a los dos muchachos toqueteándose muy apasionadamente. Aunque el acto sexual en sí queda meramente sugerido, tal como corresponde a esta etapa inicial de GD.


            

            

            

No sabemos si Jakub y Sergej han tenido solo un encuentro casual o si los ha unido una relación más estable, pero lo cierto es que el rubiecito añora esos momentos compartidos y la verga se le empina como si lo tuviera enfrente, juas, dando un justificativo a la deliciosa paja que sobreviene de inmediato.

Una escena de masturbación absolutamente deliciosa en la que Jakub nos muestra toda su belleza y su sensualidad sin guardarse nada.


            

            

            


            

      


            

            

            

            


            

            

            


            

            

            


            

      

Y así, con esas imágenes de la fotografía chamuscada de Sergej rodeada de manzanas, aparece el mismísimo chongazo con su camisa anudada a la cintura y haciendo gala de toda su musculatura.

En lo personal, estas primeras tomas me llevan de inmediato a mi propia analepsis, ya que ese cuerpo fue el inspirador de numerosas pajas de adolescencia, cuando yo empezaba a descubrir que la verga y el culo servían para otra cosa, además de satisfacer nuestras necesidades fisiológicas.


Sergej, como ya dijimos, no es otro que Martin Valko, el gran astro inicial de la productora, que hubiera podido competir en popularidad con el mismísimo Lukas, si un desafortunado accidente automovilístico no hubiera truncado su carrera en el año 1995. Sin lograr mayores precisiones, he leído por ahí que el accidente le produjo serias heridas y consecuencias que le impidieron continuar con su trabajo en el mundo del porno.

Un hecho lamentable, por cierto, ya que (insisto) Martin tenía un físico privilegiado que lo hubiera catapultado a los primeros estamentos de la fama. De hecho, en esos dos escasos años que duró su permanencia, participó de manera notoria en una decena de películas, en escenas que hoy son consideradas de culto. Destaco aquella en la que tiene sexo con Jiri Lubov (¡justamente en la misma cabaña en la que guarda sus manzanas en este episodio!) y entre ambos me enseñaron que coger es mucho más que insertar un pene a través de un esfínter.

            

            

            


            

            

            


El vasto escroto de Martin Valko es casi una leyenda, juas. Sus bolas siempre colgaban diez centímetros por debajo del ano que estaba penetrando. Y en esta escena juega de manera muy curiosa con ellas.

            

            

            


            

            

            


            

            

            


            

            

            


            

            

            


            

            

            


            

            

            


            

            

            


            

            

            

            


Y así termina la escena y la película. Con Martin/Sergej chupándose el dedo en el que todavía quedaban restos de semen. Contrariamente a lo que sucediera con Jakub, las imágenes no nos proporcionan indicios acerca de quien pudiera ser el "muso" inspirador de esta paja sorprendente. Pero a lo largo de los últimos veinte años, a mí me han inspirado más de una vez a seguir su ejemplo. Incluso he pensado en él en más de una ocasión en la que el cliente de turno no era de mi agrado.

Es que Martin Valko era un fuego y esta publicación no será el único homenaje que le rendiremos en esta nueva etapa de nuestro blog.








Comentarios

  1. ¡Qué pena la música! ¡Qué bonito final, con la manzana!

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    1. Jejejeje. Lo de la música es una constante en los primeros trabajos de Georges Duroy. Todas sus primeras películas tienen esa musiquita molesta jajajajaja. Por fortuna, después abandonó esa costumbre.

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  2. Me ha traído recuerdos de cuando me iba a ver porno gay a las cabinas de una sexshop...

    Besos y abrazos

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